Recorrido 6

Aqui vemos: Calle de San Pablo- plaza de colon. Convento de los Dominicos- cueva de Salamanca

Plaza de Colón y los Dominicos del Convento de S an Esteban

 Bajando por la calle de San Pablo hacia los Dominicos nos encontramos a la izquierda con la Plaza de Colón, antiguamente plaza de Menores,  por estar ubicado en ella el Convento de Clérigos Menores de San Carlos, .situado en la parte norte de la plaza. Adquiere su actual nombre en 1893 cuando se conmemora con un año de retraso el cuarto centenario del descubrimiento de América,  levantándole   la estatua que hoy está en el centro de dicha plaza.  

Cristóbal Colón llegó a Salamanca a fines de 1484 arrastran­do su desaliento al verse incomprendido por  Junta de Córdoba, que le fue tan adversa, según fray Bartolomé de las Casas, que la describe así: «Juntáronse muchas personas, hobiéronse informaciones de filóso­fos y astrólogos y cosmógrafos (si con todo entonces algunos en Castilla había), de marineros, de pilotos, y todos a una voz decían que era todo vanidad y locura, y a cada paso escarnecían dello». 

Aquí, en los dominicos, fue acogido, amparado y escuchado,  siendo su gran protector el célebre fray Diego de Deza. La influencia de este dominico fue tal para el descubrimiento de América, que Cristóbal Colón, en carta dirigida a su hijo don Diego, la menciona diciendo: «él  fue causa de que sus Altezas hobieren las Indias y que yo quedase en Castilla, que ya estaba yo camino de fuera. Siempre desque vine a Castilla me ha fa­vorecido y deseado mi honra».

 Convento de San Esteban  (Dominicos)

  Hay rincones de auténtico sabor y recuerdo histórico, como este de San Esteban, que está  cargado de historia. La fachada que da acceso a la Iglesia es un verdadero tapiz en piedra de estilo Renacimiento del tercer tercio, enriquecido al estilo español con hermosas labores y adornos platerescos.  Dos fuertes pilares sostienen una gran arcada decorada en su interior con artesonado de tipo milanés. Debajo de la arcada se desarrolla en tres cuerpos, "el martirio de San Esteban" que es del milanés Juan Antonio Ceroni y el resto probablemente del escultor Alonso Sardiña. 

En el muro interior hay una lápida dedicada a Fray Diego de Deza que dice: A FRAY DIEGO DE DEZA, GLORIA DE LA ORDEN DE SANTO DOMINGO Y DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA, PROTECTOR CONSTANTE DE CRISTOBAL COLON.

En el interior del convento están el Claustros del los Reyes y el Claustro de Colón.  Colón estuvo en este convento, pero no en el actual, sino en el que había antes de la reconstrucción. La iglesia parece una Catedral por su tamaño y por su estructura. Su retablo es obra de José Churriguera, y pueden apreciarse en él  mezcla de los estilos gótico y barroco.

Los frailes de este convento han ejercido una gran influencia en la cultura de España y  de  fuera de  España,.dando  gloria a Salamanca y a su Universidad. Los frailes de este convento  proyectaron la cultura  española por las tierras americanas, dando nombre español a la Isla Española, y a su capital Santo Domingo, y  levantando en esta ciudad en  1507 el edificio de la primera Universidad creada en América. El convento de San Esteban siempre será recordado unido al recuerdo de Colón  y del descubrimiento de América. Por este convento pasaron, entre otros muchos, dominicos célebres como Domingo de Soto, confesor de Carlos V y gran maestro del Concilio de Trento, enterrado, a petición propia debajo del primer peldaño de la escalera que lleva su nombre. También pasó por aquí  Francisco de Vitoria, Profesor de la Universidad de Salamanca y creador del derecho de Gentes.

La Cueva de Salamanca

              Bajando por la calle san Pablo, a mano derecha, ya casi al final, está la Cuesta de Carvajal y hacia mitad de esta calle, a mano izquierda,  está la entrada de la cueva, que realmente no es. Cueva, pues se trata de la cripta-sacristía situada bajo el ábside semicircular de la iglesia románica de San Cebrián. El titular de esta iglesia era  San Cipriano, y algunos dicen  que fue brujo antes que santo. La tradición popular dice que el fundador de la Academia en esta cueva fue Asmodeo o algún otro demonio, que durante siete años, en la oscuridad de la noche, daba clase de adivinación y otras artes tenebrosas a siete alumnos. Terminada la carrera, se echaba a sorteo y uno de ellos quedaba en manos del Demonio. Según se dice, el Marqués de Villena (personaje legendario inspirado en Don Enrique Villena) fue uno de los estudiantes aventajados del Demonio, del que consiguió escapar con vida, aunque dejó en manos de El Malvado su sombra, quedando así marcado de por vida como uno de sus adeptos.  

Otra variedad de esta leyenda la publicaba hace unos días  un periódico salmantino –La Gaceta, 22-2-09, firma el artículo  Sara Rodero- que decía lo siguiente :  

El origen de la leyenda de la Cueva de Sala­manca está en las clases que impartía en la sacristía el párroco de la iglesia de San Cipriano, que llegó a ser identificado con el diablo. La Cueva de Salamanca se localiza en los sótanos de la iglesia de San Cebrián o San Cipriano y fue en reali­dad la sacristía del templo. En ese lugar, el párroco en­señaba ritos de iniciación al ocultismo y la nigroman­cia en un tiempo marcado por el teocentrismo. Por aquel entonces, se comenta­ba que todos lo saberes ar­canos se escondían en el suelo. Entre los alumnos que recibían clases de astrolo­gía, geomancia, piromancia y quiromancia se encontra­ban siete estudiantes que cada noche acudían a La Cueva de Salamanca. Los jóvenes no revelaban qué era lo que aprendían y este hermetismo fomentó la leyenda.  

El acuerdo de los estu­diantes era que al cabo de los siete años que duraban los ritos iniciáticos uno de ellos se quedaría en la cue­va en pago por los servicios prestados. Precisamente, entre esos siete alumnos se encontraba el Marqués de Villena, estudiante aventajado y más conocido como el nigromántico. Al destacar por su sabiduría, Enri­que de Villena debía pagar por todos ante el diablo con su libertad, quedando como siervo. Resistiéndose a ello, un día el Marqués de Villena se escapó, pero en el último momento su captor agarró su sombra y la perdió. De la Cueva surgieron éstas y otras leyendas o in­cluso refranes como el que dice que el diablo tiene una cátedra en Salamanca. La Cueva de Salamanca encierra leyendas que la convierten en un lugar muy atractivo.  

Cada cual puede elegir quedarse con la leyenda que más le guste, e incluso inventarse una nueva y plasmarla en sus libros, como han hecho algunos escritores, entre ellos Cervantes, que habla de esta Cueva en sus escritos. Lo cierto es que por unas cosas o por otras estas leyendas convierten a la Cueva de Salamanca en un lugar muy atractivo.  

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